Preparación de la pizza: ¡errores a evitar!

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Lograr realizar un producto de excelencia como la pizza a la perfección puede no parecer fácil. Hay muchos factores que influyen en el éxito. Es muy importante adoptar las precauciones adecuadas y saber qué errores evitar durante su preparación. ¡Descúbrelos en el siguiente artículo!

Utilizar demasiada levadura
Uno de los temores más comunes, sobre todo las primeras veces que se prepara la pizza, es que la masa no suba. Para evitar esto, se suele utilizar una mayor cantidad de levadura, pero esto puede implicar varios problemas:
- fermentación rápida
- olor excesivo a levadura en la masa y sabor a levadura en la pizza cocida
- falta de aroma de la pizza
- pizza que se seca y se desmenuza con demasiada facilidad
La maduración de la masa es importante para darle el aroma correcto a la pizza, pero este proceso lleva tiempo. Una masa fermentada demasiado rápido tendrá como olor y sabor predominante el de la levadura.
Para evitar este error, basta con utilizar la cantidad adecuada de levadura fresca o en polvo, es decir, unos pocos gramos por cada kilo de harina. El gramaje correcto depende de muchos factores, como la temperatura y la humedad del ambiente donde se prepara la masa (menos levadura en verano, más levadura en invierno), el tipo de harina, la dureza del agua, etc. Generalmente, también dependiendo de la temporada, se utiliza un porcentaje de levadura que va del 0,1% al 0,3% respecto al peso de la harina utilizada.

Utilizar harina inadecuada: a la hora de preparar la masa de la pizza, es fundamental utilizar la harina adecuada. Utilizar una harina no adecuada (por ejemplo la que se utiliza para los postres) puede comprometer el resultado final de la pizza por varios motivos:
- fermentación rápida
- poca consistencia de la masa
- masa poco elástica y con presencia de agujeros
- pizza de consistencia demasiado friable
- escasos fragancia y aroma
Si la masa es demasiado blanda, esponjosa y poco consistente, la causa puede ser la escasez de gluten presente en las harinas utilizadas. El gluten, junto con el agua, constituye la estructura de la masa y cuando está presente en pequeñas cantidades, la masa tiende a desgarrarse o perforarse al extenderla. De este modo, la fermentación también será más rápida: la masa tiende a hincharse debido a una resistencia insuficiente al gas.
Con una masa con estas características se obtendrá una pizza poco fragante y aromática por el mismo motivo del caso del uso de demasiada levadura, ya que una fermentación demasiado rápida reduce el tiempo del proceso de maduración.
Para evitar los problemas enumerados hay que preferir el uso de harinas fuertes (de 270w a 350w).
Absorben entre un 65 y un 70% de agua y son ideales para la pizza. Para una buena pizza, se suele preparar una mezcla que contenga harina de manitoba. Esta harina canadiense se utiliza a menudo para aumentar la fuerza de harinas débiles, tiene su propia fuerza de alrededor de 350 W y también puede absorber un 90 % de líquido.
Temperatura incorrecta del agua: la temperatura del agua juega un papel importante, de hecho, el uso de la temperatura correcta es fundamental para facilitar la multiplicación de las células de levadura. No debe ser demasiado fría ni demasiado caliente. La levadura no se activa cuando la temperatura es alta, pero a temperatura ambiente lo hace. Si el agua está demasiado fría, se ralentiza el proceso de fermentación, por eso la temperatura recomendada es entre 15 y 18 grados.
Añadir sal en el momento equivocado: la sal es un inhibidor de la levadura y luego debe agregarse a la masa lo más tarde posible, de lo contrario no se activará la fermentación.

Manejar demasiado la masa para extenderla:
para obtener la forma y el grosor correctos de la pizza, se pueden cometer errores al extender la masa. Amasar la masa durante demasiado tiempo o volver a mezclarla puede resultar erróneo por varias razones:
- extender la masa resulta cada vez más difícil
- la masa se endurece y se vuelve demasiado elástica
- la pizza no se hincha durante la cocción, resultando plana y bizcochada.
¿Por qué ocurre esto? Los dos motivos principales son la pérdida de los gases de fermentación (presionando repetidamente la masa, los gases que la hacían hinchada y blanda salen, haciéndola volver al volumen inicial) y la reacción del gluten (la masa se vuelve más dura y elástica, por lo tanto difícil de extender).
Para evitar que el problema se presente, es necesario preparar cuidadosamente las bolas de masa, sin aplastarlas demasiado y trabajarlas solo con las palmas de las manos. Manteniendo la cantidad correcta de gas se obtendrán pizzas de forma regular y con una consistencia perfecta, por lo tanto es importante dejar reposar las bolas para que vuelvan a crecer un poco. El reposo sirve también para relajar el gluten con una consiguiente disminución de la elasticidad.

Exagerar con el tomate u otros condimentos: también se pueden cometer errores al aliñar y rellenar la pizza. Un error común es a menudo el condimento de la base con tomate. Hay que tener cuidado de no utilizar un tomate demasiado líquido porque podría mojar en exceso la masa, creando problemas durante la cocción. También es un error utilizar un tomate demasiado denso, ya que corre el riesgo de secarse demasiado.
La pizza se puede considerar cocida cuando los ingredientes de la condimento pierden el agua, sin mojar la masa. Cuando esto no ocurre, la pizza no se cocina bien en la parte central, quedando gomosa y poco cocida. Además, el agua puede salirse de la pizza durante la cocción, ensuciando la superficie de cocción del horno. Por eso hay que utilizar la cantidad adecuada de productos que liberan agua, por ejemplo mozzarella.
Una precaución podría ser drenar el agua antes de usarlos.
¡Ahora que conoces las precauciones correctas, diviértete preparando pizzas caseras con nuestras palas para pizza o con nuestras bandejas!
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